“Prometo orar por los demás y tratarlos con amabilidad, respeto y compasión”
La verdad y la justicia deben siempre estar en equilibrio con el amor, la bondad y la compasión. Sin embargo, muchos hombres pensamos en el amor y la bondad como cosas de mujeres. Para algunos, es como si sintiéramos que al abrazar a las personas ponemos en riesgo nuestra hombría, es como si nos sintiéramos más vulnerables cuando mostramos nuestros sentimientos hacia otros.
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En otras ocasiones cuando nos piden que consolemos a alguien o que le demostremos amor, preferimos delegarlo a nuestras esposas o madres. Por lo general fuera del hogar, el amor no es nuestro fuerte e inclusive a veces batallamos para expresarlo a nuestra propia familia.
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En contraste con lo que nuestra cultura nos ha enseñado vemos que el hombre más fuerte y varonil de todos los tiempos fue también el más amoroso que haya andado sobre la faz de la Tierra. Jesucristo, quién por un lado es un Guerrero de justicia, por el otro demostró amor a manos llenas a distintos tipos de personas, sin hacer acepción de ninguno. Él supo demostrar amor tierno y en otras ocasiones amor severo a Sus amigos y enemigos, pero siempre hacía todo con el mayor amor posible. (Romanos.2:11) En pocas palabras Él murió por todos, no solamente por los que lo amaban. Es nuestro ejemplo perfecto de alguien que demuestra amor abnegado.
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El amor es el combustible especial que capacita a un hombre para servir a su familia, sacrificarse por su prójimo y dar la vida por un amigo. (Juan.15:13) El verdadero amor nos hace abandonar el egoísmo y volvernos cada vez más amables y compasivos.
Pero, ¿cómo podemos comenzar a trabajar en desarrollar ese amor sacrificial por los demás? (1Timoteo.2:8) En la oración tenemos una clave para empezar con el pie derecho, mientras más tiempo dediquemos a orar por nuestros semejantes cada vez más entenderemos cuánto Dios los ama y desea que sean salvos.
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“Prometo orar por los demás”
Si hiciéramos una encuesta en una reunión dominical de iglesia la mayoría de los cristianos tendríamos que admitir que no oramos lo suficiente. Por lo general, nuestras oraciones se limitan a dar gracias por los alimentos, orar antes de dormir y orar en silencio durante los cultos. (Y a veces ni siquiera hacemos lo más básico)
Solo en Cristo encontramos la sabiduría, la fortaleza y la motivación para lograr lo que Dios nos ha encomendado. El amor a hacia los demás, el respeto y la compasión jamás saldrá de nuestra propia naturaleza.
Para un hombre que tiene el valor de reconocer que depende enteramente de Dios la oración se vuelve tan necesaria como respirar. Es importante que sepamos que podemos abrir nuestro corazón delante de Dios sobre cuestiones personales, familiares, matrimoniales, cuestiones de trabajo. Si algo te preocupa, debes orar ya que esto te pone en sintonía con lo que le importa a Dios y las necesidades de las personas a nuestro alrededor. Además a través de la oración Dios puede cambiar nuestro corazón y mejorar la manera en la que nos relacionamos con todos los demás.
En (Efesios.6:18) Dios nos dice:” oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos” Cuando en la Palabra de Dios leemos “en todo momento” quiere decir eso precisamente. Al dejar de orar poco a poco nos vamos olvidando de nuestra dependencia de Dios y empezamos a luchar y vivir bajo nuestras propias fuerzas.
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En la Palabra de Dios aprendemos que hay algunas cosas que estorban nuestras oraciones haciendo que sea una experiencia ineficaz. Veamos algunas de ellas.
Diez trabas que obstruyen tus oraciones
1. Orar sin conocer a Dios por medio de la fe en Cristo. (Juan.14:6) Jesús es el camino
2. Orar con un corazón impenitente. (Salmos.66:18-19) No confesar pecados
3. Orar para hacerse ver. (Mateo.6:5) Sólo el corazón sincero se conecta con Dios
4. Orar con palabras huecas y repetitivas. (Mateo.6:7-8)
5. Oraciones no pronunciadas. (Santiago.4:2) Esto pasa cuando no oramos por algo
6. Orar con un corazón lujurioso. (Santiago.4:3) A Dios no podemos engañarlo
7. Orar mientras maltratamos a nuestra esposa. (1Pedro.3:7) Dios no escucha en este caso
8. Orar mientras se ignora al pobre o más necesitado. (Proverbios.21:13)
9. Orar con amargura hacia otro. (Marcos.11:25-26) Debemos perdonar para ser perdonados
10. Orar con un corazón falto de fe. ( Santiago.1:6-8) Debemos creer que Dios puede y lo hará
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La Biblia nos enseña algunas claves importantes para que nuestra vida de oración se vuelva una continua aventura.
Diez claves para una oración eficaz
1. Orar pidiendo, buscando y llamando. (Mateo.7:7-8, 11)
2. Orar con fe. (Marcos.11:24)
3. Orar en secreto. (Mateo.6:6)
4. Orar conforme a la voluntad de Dios. (1Juan.5:14)
5. Orar en el nombre de Jesús. (Juan.14:13-14) Nuestro Señor Jesús intercede
6. Orar de común acuerdo con otros creyentes. (Mateo.18:19-20)
7. Orar y ayunar. (Hechos.14:23)
8. Orar en obediencia. (1Juan.3:21-22)
9. Orar permaneciendo en Cristo y Su Palabra. (Juan.15:7)
10. Orar mientras nos deleitamos en el Señor. (Salmo.37:4)
Para resumir podemos decir que si estamos a cuentas con Dios, con otras personas y tu corazón está en orden, puedes orar y observar como Dios obra de maneras maravillosas.
Cuando oramos debemos recordar que estamos conversando con un Padre amoroso, ser pacientes y confiar en que Él está interesado en hacer lo que es mejor para nosotros y para Su gloria.
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“Prometo tratar a los demás con amabilidad, respeto y compasión”
Cuando le pidieron a Jesús que resumiera todos los mandamientos de Dios en un solo concepto, dijo que no había mandamiento más grande que amar a Dios con todo lo que somos y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. (Mateo.22:36-40)
¿Demostramos la clase de amor que Jesús dijo que debíamos expresar? ¿Cómo se vería si en la práctica si lo hiciéramos?
Primero, su amor no siempre es tierno y gentil. Amar verdaderamente al prójimo significa hacer lo mejor para él y ayudarlo a reconciliarse con Dios (o permanecer junto a Dios) y esto a veces requiere una charla audaz y directa, incluso puede ser necesario pasar momentos incómodos. Amar es preocuparnos más por lo que nuestro prójimo necesita antes de preocuparnos por caerles bien.
Segundo, Su amor te ayuda a amar a las personas que no son o no piensan como tú. (Juan.4:7-26 En este pasaje vemos como Jesús se interesa por una mujer que era culturalmente opuesta a los judíos de ese tiempo, demostró amor y amabilidad hacia ella.
Tercero, Su amor hace que seas respetuoso. Cuando Jesús les presentó el evangelio a los incrédulos les dio la oportunidad de decidir por si mismos. Nuestra conducta hacia los que no creen aún debería estar llena de gracia, calidez, compasión y amabilidad. Es la manera más efectiva de alcanzarlos para salvación eterna. (2Timoteo.2:24-26)
Tu conducta amorosa y compasiva será una muestra fiel del Dios al que sirves y adoras.
Si decides amar a los demás, ser respetuoso con ellos y oras al respecto, Dios te dará más oportunidades de servirlos de las que puedes imaginar, transformando tu vida en una verdadera fuente de bendición cristiana y de gozo para el corazón de las personas; para la gloria y alabanza de Su bendito nombre.