¿Porque me condenaría Dios si él es amor?

En todo reino se requieren reglas, leyes o normas. Sin reglas que definan, por ejemplo, los derechos y obligaciones no sabríamos cuando se estuviera cometiendo un delito o abuso contra alguien; tampoco podríamos distinguir lo bueno de lo malo, y el orden y la justicia serían imposibles. Las reglas, por lo tanto, son necesarias para propiciar el orden, la justicia, la vida y el desarrollo en armonía. Bueno pues la Biblia enseña que lo primero que Dios hizo fue crear este conjunto de reglas (conocido como “sabiduría”) que traerían la existencia y el buen funcionamiento de su creación. Entre esas reglas, como una mecánica de protección a su creación, se estableció la destrucción de todo aquello que las rompiera. Esto tiene sentido pues la creación opera como un sistema, y por lo mismo, la más mínima violación a sus leyes trae desorden, dolor y daño al resto de las partes.

Solo ponte a pensar ¿qué pasaría si no se estableciera un castigo al que rompe las reglas? Sin castigo cualquiera se atrevería a romperlas. Y ¿qué pasaría “si Dios se hiciera de la vista gorda” y no diera el castigo establecido, o no de forma consistente? Eso te diría que Dios es alguien injusto que no guarda ni sus propias reglas y a quien podemos corromper para que no nos castigue. También eso te diría que Dios no es amor, pues no ama lo suficiente a las partes afectadas por el pecado como para hacerles justicia. Pero esto no es así, Dios es justo, su orden es perfecto y ama a los que afectas con tu pecado, por eso te debe dar la condena que mereces: muerte. Esta es la razón por la que un Dios amoroso y justo pueda condenar al pecador.

…Y sin embargo, te ama a ti pecador y no quiere que perezcas. Pero si te deja sin castigo sería injusto ¿Cómo solucionar esta encrucijada? Con la cruz: ahí mostró su amor y su justicia al pagar la condena que merecíamos muriendo en nuestro lugar. Este perdón de pecados lo ofrece gratuitamente a todo el que quiera arrepentirse y creer en este mensaje (el evangelio). A Dios le gustaría que todos sean salvos, pero él no viola el libre albedrío que dió a la gente, por lo que el que escucha este mensaje y lo rechaza se condena a sí mismo, pues rechaza el amor de Dios que puede salvarlo.
Con todo esto te puedes dar una idea más clara cómo es que un Dios amoroso puede y debe condenar al pecador, y más aún si el pecador rechaza la salvación que en su amor Dios le ha provisto.